El día que narramos una riña porque no la pudimos grabar

redactorjefe4 noviembre, 20214min314
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NOTA DEL RECUERDO

 

ADULTO DE 1.90 METROS VS JOVEN DE 1.60 METROS, LA PELEA QUE DEBISTE VER

 

A muchos mexicanos nos gusta ver peleas, ya sea en el box o en la lucha libre, pero sin duda, las que más llaman nuestra atención son las que vemos en las calles de nuestra colonia o nuestra ciudad.

 

La mayoría de las riñas callejeras son las tradicionales de uno contra uno, y nos sentimos emocionados de presenciarla y gritar «¡Van solos, van solos!», aunque algunas de esas peleas son bolita contra bolita e incluso y lamentablemente varias de ellas terminan con resultados sangrientos.

 

La pelea que a continuación les vamos a contar no tuvo consecuencias de gravedad, pero sí un toque particular, por la diferencia de tamaños y corpulencia de cada uno de los contrincantes.

 

Resulta que al circular por el estadio Revolución con dirección a la calle Vicente Segura de Pachuca, ambos sujetos se venían retando, como suele suceder una que otra vez. Regularmente, solo queda en mentadas de madre y cada quien agarra su camino, pero en esta ocasión, el conductor del vehículo le cerró el paso al motociclista y los dos se bajaron de sus unidades.

 

Ya fuera de sus vehículos, las agresiones verbales los llevaron a los golpes. El hombre del automóvil, de aproximadamente 1.90 metros de altura, fue quien lanzó el primer guamazo, sin imaginar que el motociclista de escasos 1.60 metros le saldría «chiquito, pero picoso».

 

La habilidad y delgadez del joven de la moto lograron que esquivara los golpes y le propinara uno que otro puñetazo a su contrincante, quien contaba con más peso y corpulencia.

 

Fue una buena pelea. Ambos desahogaron su furia y a decir de los testigos, el ganador fue el motociclista.

 

Al finalizar la riña, ambos le dieron un último toque a su breve rivalidad, pues el conductor del vehículo pateó con saña el celular del motociclista quien, a su vez, arrancó el espejo retrovisor de su adversario.

 

Desfajados y agitados, los dos consideraron que ya era suficiente y cada quien abordó su unidad para seguir con sus respectivos caminos.

 

La pelea hubiese sido digna de compartirla en video, si no fuese porque nuestro compañero pensó que estaba grabando, cuando en realidad solo logró tomar dos fotografías, en una de ellas podemos observar la diferencia de estaturas y en la otra vemos al conductor del automóvil después de recoger su retrovisor.

 

Por cierto, ¿alguien recuerda nuestro anterior logotipo?